Ferias, fiestas, reinados y miles de millones: los números detrás de un país carnavalero

Los próximos días serán intensos en ferias, fiestas, carnavales y reinados que darán inicio a un nuevo año cargado de celebraciones. Tras lo más de 4.000 eventos que se hacen al año, hay una riqueza cultural e inversiones millonarias tanto en ciudades principales como en otros municipios más pequeños, como Puerto Gaitán, Itagüí, La Estrella y Soledad. ¿De cuánta dinero estamos hablando?

Según estimaciones académicas, como las del profesor Marcos González Pérez, a corte de 2018 se contabilizaban 4.030 fiestas, festivales y celebraciones en el país, 11 por cada día del año. La magnitud de los festejos en Colombia implica una economía que vive por sí sola: desde el gasto para organizarlas y el retorno de lo invertido, hasta los mismos productos y actividades festejados. 

Por ejemplo, las más recientes ediciones de la Feria de las Flores de Medellín, el Carnaval de Barranquilla y la próxima Feria de Cali aportaron cerca de 1,2 billones de pesos a la economía de estas ciudades. Esto sin contar con las miles que tienen menos fama pero que también mueven números sorprendentes.

Riqueza cultural por cada día del año

Los reinados, festivales, ferias y fiestas se convirtieron en una franquicia que solo muta al son de la fruta o la hortaliza homenajeada. Ya es ley que si algo es tan digno como para tener un reinado es porque es rico y rentable. De lo contrario, la piña no tendría sus fiestas en Barbosa ni el banano las suyas en Apartadó. 

La panela tampoco estaría en la mitad de dos municipios que la reclaman como su tesoro: Villeta y Cocorná. Y el limón la insignia de las fiestas de Puerto Triunfo.

Ni siquiera otros productos con menos consenso alrededor de su exquisitez se escapan de tener su cuarto de hora en el calendario. La papaya tiene su reinado en Valencia, Córdoba, y la yuca tiene varias fiestas dedicadas a sus variedades en municipios y corregimientos: la amarga en Santa Rosalía, Vichada, y la dulce en Castillo, Meta; Caracolí, corregimiento de Malambo, Atlántico, y Las Caras, un corregimiento de Clemencia, Bolívar. 

“Cuando llega un festival, otros contrarios se afanan, piensan que este gordo seguro les gana. Critican mi estado físico, pero eso a mí no me amilana”, fue uno de los versos del contrapunteo de joropo en las Fiestas de la Yuca Amarga.

Y aunque lo de camandulera para definir a Colombia puede estar en discusión, lo de carnavalera no. La mezcla de ambos mundos ha dado origen a un listado de fiestas patronales con procesiones de día y rumba de noche. Algunas tan originales como –precisamente–  las Fiestas de la Virgen de La Original en Simití, Bolívar. Una advocación que no es como ninguna otra.

O las de San Isidro Labrador en La Victoria, Valle y en Guayatá, Somondoco y Sutatenza en Boyacá. Incluso, en Quinamayó, un corregimiento de Jamundí, la Navidad se celebra en febrero, 45 días después del nacimiento de Jesús. Un plazo pensado para que la Virgen pueda cumplir su dieta y estar en ferias sin que le dé ‘la pálida’. Lo particular de este evento ha llamado la atención de medios internacionales como el New York Times.

Celebración en Quinamayo

Celebración de la Navidad en Quinamayó. Foto: Alcaldía de Jamundí.

Y como no hay cielo sin infierno, el diablo y sus secuaces también tienen su espacio en las festividades. El Carnaval del Diablo en Riosucio, Caldas, es el más famoso y patrimonio nacional. También está la Fiesta de los Diablitos en Santa Fe de Antioquia, con un mosaico inquietante de máscaras de arcilla.

Además de las frutas, los santos y el diablo, en las ferias también cabe la competencia. Desde el intermitente reinado del feo en Rionegro –célebre por el triunfo de ‘carepalmada’ en 2012–, pasando por el concurso de pelar papas en las fiestas de Guayatá, Boyacá y Pupiales, Nariño, hasta llegar al torneo de partir troncos en las Fiestas del Hacha en Pensilvania, Caldas. 

Cambio Colombia

Tampoco se puede dejar por fuera al Festival del Burro en San Antero, Córdoba, en donde los dueños de estos animales de trabajo los disfrazan para competir por los casi 2 millones de pesos del premio mayor. 

Festival del Burro

Festival del Burro en San Antero, Córdoba. Crédito: Colprensa.

Al fin de cuentas, con todo y sus diferencias, las fiestas tienen la esencia de la sátira combinada con la exaltación de las labores sobre las que se sostiene la economía de cada pueblo, su pujanza y recursividad.

La calculadora de los carnavales

El 25 de diciembre comienza la Feria de Cali, la celebración más importante de la capital del Valle del Cauca. En su edición del año pasado la inversión de la Alcaldía superó los 21.000 millones de pesos. 

Esta cifra incluyó la contratación de más de 200 artistas, la logística de los eventos de la feria, y el costo del alquiler de escenarios como el Pascual Guerrero (329 millones de pesos) y la Unidad Deportiva Mariano Ramos (140 millones de pesos). Según la Alcaldía de Cali, el evento le dejó a la ciudad 171.000 millones de pesos.

La inversión de Cali fue similar a la que hizo este año Barranquilla en su carnaval. La capital del Atlántico gastó 19.000 millones en la organización de las fiestas, de los cuales la Alcaldía se encargó de aportar el 65 por ciento y el resto lo puso el sector privado.

Además, otros municipios cercanos también se metieron la mano al bolsillo para hacer sus celebraciones en la misma época; Galapa gastó 1.800 millones de pesos y Puerto Colombia 1.900 millones.

Carnavales en Puerto Colombia

Carnavales de Puerto Colombia que se celebran a finales de enero. Crédito: Colprensa.

Medellín también hizo una inversión millonaria en sus fiestas. La capital de Antioquia gastó más de 14.000 millones de pesos en la Feria de las Flores, que resultó en una inyección de 183.000 millones a la economía paisa.

En el caso de Pasto, la inversión para el Carnaval de Negros y Blancos también alcanzó los 14.000 millones de pesos que provocaron un aumento de 20 por ciento en las ventas del comercio. Por su parte, Pereira gastó 10.000 millones para las Fiestas de la Cosecha, y Cartagena invirtió 9.700 millones de pesos en sus Fiestas de la Independencia.

Pero en los primeros puestos de inversiones millonarias para las fiestas también hay lugar para festividades de ciudades más pequeñas.

Es el caso de Villavicencio, que puso más de 8.700 millones de pesos para la Feria Expomalocas. Por otro lado, las Fiestas de la Industria, el Comercio y la Cultura en Itagüí –famosas por el Día Mundial de la Pereza– implicaron una inversión de 8.628 millones de pesos para el municipio.

Día Mundial de la Pereza

En Día de la Pereza es el evento más famoso de las fiestas de Itagüí. Se acostumbra a celebrar en agosto con desfiles de camas y concursos de pijamas. Foto: Alcaldía de Itagüí.

Puerto Gaitán, municipio ribereño del río Manacacías, invirtió más de 7.700 millones de pesos en el Festival de la Cachama, al que llevaron a Blessed, Fonseca y la Puerto Rican Power. El gasto fue mayor al que hizo Santa Marta para sus Fiestas del Mar: 7.572 millones.

Por otro lado, Cúcuta le inyectó 3.300 millones de pesos a sus fiestas, un poco más a lo que hizo Soledad en el Atlántico (3.271 millones de pesos) y a la inversión de La Estrella en las Fiestas de El Romeral (2.900 millones de pesos). 

A estas festividades les siguen otras como las del Cerro Quitasol en Bello (2.600 millones de pesos), las del Oro y la Minería en Segovia (2.500 millones), las del Carriel en Envigado (2.200 millones), la dedicada a la hortaliza en Cota, Cundinamarca (2.100 millones), las Fiestas del Plátano en Sabaneta (2.000 millones) y las de la Danza y el Sainete en Girardota (1.626 millones).

Comparte :