EMSA – ELECTRIFICADORA DEL META, SERVICIO MÁS CARO Y MÁS MALO

COLUMNA DE OPINIÓN DE DAVID FELIPE MORA NARVAEZ

Hace un año, escribí la columna titulada “Electrificadora del Meta (EMSA), servicio caro y malo” y hoy, un año después, el servicio de la EMSA vez de mejorar, es más caro y más malo. Las cifras oficiales de la empresa así lo demuestran. Veamos.

De entrada, durante 2024 el precio de la electricidad creció en el país 2.25% mientras que en el Meta creció 6,80%. Una barbaridad que no se ve reflejada en mejoras de la calidad del servicio, pero que se entiende cuando se detalla el informe de gestión y resultados de 2024, el cual deja claro que los dueños de la EMSA permiten que esta sea muy mal administrada.

En 2024 la empresa también evidencia incrementos en todos los indicadores y variables relacionados con los ingresos. El número de clientes creció 4,2% llegando a los 410.700, las ventas de energía crecieron 5,9% llegando a 1.057 GW-h, el valor facturado creció 22,4% llegando a cerca de $905.000 millones, unos $166.000 millones más que el año anterior.

Lo negativo es que de acuerdo con la empresa, ese enorme incremento del valor facturado que le sacaron de más del bolsillo a los metense, no se dió por un aumento en la eficiencia del servicio o por un mayor consumo fruto del desarrollo de la producción departamental, sino que este, “se puede atribuir en gran parte a la autorización, por parte del Gobierno Nacional, del cobro de los saldos acumulados de la opción tarifaria” establecida en la resolución GREG 101-028 de 2023. En plata blanca, gracias al Gobierno, la EMSA pudo sacarle a todos sus usuarios más de $36.000 millones a cierre de 2024, unos $100 millones de pesos diarios.

Es aquí, en cuanto al precio, donde queda en evidencia la incoherencia del Gobierno Petro, que en público se despacha contra las altas tarifas de energía pero en privado hace lo contrario, facilita su incremento. Porque además de implementar la opción tarifaria como los gobierno anteriores, desde Uribe en adelante, no hecho nada por modificar la ley 142 de 1994 de servicios públicos, en especial lo referente al artículo 87 sobre los criterios para definir la tarifa, manteniendo así la suficiencia y la eficiencia; criterios responsables de las tarifas impagables que acosan los ingresos escasos de los hogares.

Con razón los ingresos operacionales de la EMSA crecieron 19,8%, teniendo un incremento de $158.200 millones. Lo inexplicable es que los costos aumentaron un 20,1% equivalente a más de $133.000 millones, debido a que la gerencia de la empresa insiste en comprar cada vez más energía en bolsa, que es mucho más cara que los contratos a largo plazo, la cual tuvo un aumento del precio de 46% por valor cercano a los $64.000 millones. Por su parte, los gastos administrativos y de operación crecieron 11,8%, unos $5.400 millones, variación menor que en 2023.

Por eso es que, aunque los directivos quieran vender el gran incremento de utilidad neta del 45,7% por valor total cercano a los $43.500 millones, la realidad es que este resultado es similar al de 2022 y muy inferior al de 2021 que fue de $56.200 millones a pesar del crecimiento inflacionario de los últimos años. Prueba de esto es que el margen neto de 4,5% de 2024 es el segundo más bajo de la última década, solo supera a 2023.

Evidencia de lo mal que está siendo manejada la EMSA, es la evaluación de gestión anual de la Superservicios, la cual determinó que esta No cumple cuatro de los cinco indicadores financieros. Por ejemplo, la referencia establecida por la entidad para el cumplimiento del margen EBITDA, que es el beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones en relación con los ingresos totales, es mínimo del 33% pero el margen de la empresa se ubicó en 16,45% para 2024, siendo el más bajo de la década.

Otra prueba externa de que la administración de la empresa no va bien, es la calificación de riesgo otorgada por Fitch Ratings Colombia S.A, la cual a corto plazo se mantuvo en F1 y no subió la de largo plazo que se había bajado en 2023, de AAA+ a AAA. Es decir, la situación no mejora desde el año anterior.

Todo esto se ve reflejado en los indicadores de calidad del servicio. El índice de duración de las interrupciones de energía (SAIDI por sus siglas en inglés), que mide las horas en las que los usuarios se quedaron sin servicio de electricidad en el año, pasó de cerca de 24 horas a cerca de 30 horas, ¡más de un día sin luz!.

Así mismo el índice de frecuencia de las interrupciones del servicio de energía (SAIFI por sus siglas en inglés), que mide el número de veces en que los usuarios se quedan sin electricidad pasó de 42 a más de 51 veces en el año, eso es una vez a la semana sin luz. No sorprende entonces que los indicadores de perspectivas cliente y mercado empeoraran, pasando de 19,3% a 18,5%.

Esto ocurre ante los ojos complacientes del Gobierno Nacional y el Departamental, propietarios del 56% y 26% de la EMSA respectivamente; porque teniendo el poder de decidir que el 100% de las utilidades se reinviertan en mejorar el servicio, tan solo aprobaron el 50%, menos de $22.000 millones. Se pegan de nada.

Es que ni siquiera se les ocurre cambiar la junta directiva ni al gerente. Muestra clara de tacañería y desprecio del presidente Gustavo Petro y de la gobernadora Rafaela Cortés por los metenses que padecemos cada día un servicio más caro y más malo. Así las cosas, le corresponde al pueblo unirse y salir a la calles a defender su empresa, que es 83% pública, porque esto va de mal en peor.

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